
Antonia, mi hija, tiene todavía despierto el asombro por su caca. Todos los días se sienta en su mica y contorsiona su cuello como un buitre para mirar su nueva producción. Un día se sorprende por las bolitas que produce, otro, porque su producto es líquido o multiforme. Otro día, se extasía con el hecho de no haber producido nada digno de ser admirado, aun cuando en su planeación inicial pensase que iba a salir un tronco, un tabaco o un conjunto desordenado de perdigones cafés. ¿ En qué momento perdemos estos placeres de la vida ? ¿ Por qué de un día a otro nos volvemos planeadores y controladores de vidas tan aburridas ? Deberíamos volver a los tiempos en que el baño era una sorpresa para ver qué formas tenían las cacas o las nubes. Pero no....con el paso del tiempo nos volvemos predecibles. Queremos controlar todo lo que nos sucede. Pero algún día llega alguien y nos recuerda, que la vida, como la caca, siempre nos sorprende con versiones diferentes cada día.
Que bonito !!!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPrometo de ahora en adelante mirar mis cacas como bien se lo merecen: con el asombro que antaño hacia virar mi cabeza todas y cada una de mis idas al baño! un saludo!
ResponderEliminar